Psicóloga especialidad Sanitaria, Máster en Sexología por el Instituto de Ciencias Sexológicas de Madrid y la Universidad de Alcalá, Máster en Psicoterapia Breve Estratégica por la Escuela de Terapia Estratégica de Arezzo Italia.
Casi dos décadas dedicada a la Terapia sexual y Terapia de pareja en el ámbito público y privado. Durante 10 años coordinadora del Programa de Educación Sexual del Ayuntamiento de Valdemoro en los diferentes centros públicos, concertados y privados del municipio.
Formadora de agentes educativos: educadores infantiles, maestros de primaria y profesorado de secundaria en materia de Educación Sexual, así como formadora de familias en este sentido.
Desde hace 7 años profesora colaboradora del Instituto de Ciencias Sexológicas formando a nuevas generaciones de sexólogos y sexólogas.
Muy buena tu pregunta, has dicho los sexos y no “el sexo”. Esto es una cuestión clave en la Educación Sexual.
Durante mucho tiempo se nos ha pedido a los profesionales de la sexología que realizáramos Educación Sexual refiriéndose más que nada a la prevención de riesgos en materia de conductas sexuales o más en concreto en cuestiones que tienen que ver con lo que ocurre con los genitales en un encuentro sexual.
Es decir hacer un taller para que los chicos y chicas no se metan en líos de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión genital (ETG).
Y durante mucho tiempo hemos intentado que llegue el mensaje de que esta visión se quedaba corta.
La Educación sexual claro que es hablar del sexo como conducta y sus riesgos pero sobre todo es hablar del sexo “que se es” o del sexo que se siente. Es decir, es hablar también de identidades y de cómo nos sentimos con ser el chico o chica que somos y como nos relacionamos desde ahí.
Si me preguntas entonces desde cuando los adolescentes se cuestionan sobre estas cosas te diría que desde siempre. Desde infantil se preguntan cosas como que hacen las niñas o los niños, sobre como es su cuerpo y el del otro, sobre sus gustos y deseos. Otra cosa es que no hayamos contestado como adultos y hayan dejado de preguntarnos.
Somos sexuados desde que nacemos y hasta que morimos. No podemos dejar de serlo. Nadie se plantearía sí es no es necesario hacer educación para la salud hacer educación vial o hacer educación para la paz.
Si dejáramos de contestar ante preguntas de educación vial ¿qué pasaría? Que sería un caos, que existirían más accidentes y atascos. Pero peor aún, dejaríamos de viajar, de disfrutar, de sentirnos libres... llévalo al terreno sexual.
Y además, no nos engañemos, creamos que la hacemos o no, siempre estamos haciendo educación sexual. Se hace con lo que se dice y también con lo que se calla, se hace con nuestro modelo de ser hombre y mujer, se hace con el modelado de amor y relaciones entre los sexuados que mostramos a nuestros hijos e hijas como padres o como docentes.
Efectivamente se tiene una visión distorsionada de la Educación Sexual porque existe una visión distorsionada de lo sexual. Solo cuando lo sexual pase a ser sustantivo y no adjetivo se entenderá la educación sexual o de los sexos en relación. Explicarse porque los sujetos sexuados se buscan, se encuentran, se relacionan y dan respuesta al anhelo de unirse es el objeto de la Sexología o de lo sexual como adjetivo.
El objetivo de la Educación Sexual es “acompañar a los chicos y chicas en su conocimiento como sexuados, a aceptarse por ser los chicos y chicas que son y expresarse en su erótica coherentemente con sus valores para que vivan su sexualidad de forma más feliz”.
Los talleres son solo una aportación. La Educación Sexual deber incorporarse en todas las etapas educativas, e incluso más allá. En todas las etapas de la vida necesitamos saber que nos está pasando en nuestro proceso de sexuación y cómo nos sentimos con ello. En mis años de experiencia he realizado talleres de educación sexual desde infantil hasta la tercera edad en centros de mayores. Todos ellos han sido necesarios y gratificantes.
En cuanto a tu pregunta añadir que la “Asignatura de los Sexos: la Educación Sexual desde las Ideas” desarrollada por el Profesor EfigenioAmezúa y creador del Hecho Sexual Humano, lleva esperando en la recámara algunos años ya. Muchos dicen que es una utopía, otros decimos que es una necesidad.
Estudiando seriamente el significado de la sexualidad se establecerían las bases para una vivencia en paz y convivencia entre los sexos.
En primer lugar entender la etapa en la que viven, entender sus inquietudes yno asustarse por ello. Los adolescentes necesitan respuestas y poder entender el mundo en el que viven y sobre todo lo que están sintiendo.
Me encuentro con que tienen desconocimiento del lenguaje a utilizar. Si no les hemos dado las palabras adecuadas las que utilizan suelen ser soeces o no adecuadas para un contexto educativo. Siguen sin saber nombrar el cuerpo y su genitalidad, siguen sin utilizar palabras adecuadas para hablar de identidades, orientación sexual, deseos o conductas sexuales. Pero esto es reflejo de que los adultos y adultas tampoco lo tienen incorporados.
Y cuando no tenemos palabras es porque no están claros los conceptos. Por lo tanto otro punto es enseñarles los conceptos. Hacer educación sexual a través de la ciencia de la Sexología y con Pedagogía. Esto significa explicarles el Hecho Sexual Humano y sus grandes conceptos: Sexuación, Sexualidad, Erótica y Amatórica. Sin conceptos no hay conocimiento y en cada etapa desde infantil explicamos el hecho sexual adecuándolo a su etapa.
El último punto es que hay que llevarles actitudes hacia la sexualidad. Han existido durante mucho tiempo actitudes encontradas, o de prohibición o de promoción y ninguna de las dos es el objetivo desde la ciencia Sexológica. La actitud adecuada es la de cultivo.
Porque el sexo es un valor a cultivar. No se trata de prohibirlo o de potenciarlo, se trata de que los chicos y chicas entiendan la importancia que va a tener en su vida, la cuiden y lo mimen para ser felices en este sentido en su vida.
Los padres y madres siempre hacen educación sexual. De uno u otro modo lo están haciendo. Deben ser conscientes de ello.
En los talleres para padres es lo primero que hacemos, que tomen conciencia de ello. Ahora bien, no hace falta ser un experto en sexología para hacer educación sexual al igual que no hace falta ser un experto en nutrición para enseñarles que hay que comer de forma saludable.
Tampoco hace falta que sepan todas las respuestas. Es más importante que pongan atención en escuchar las preguntas de sus hijos e hijas que lo que les vayan a contestar. Es tan sencillo como admitir que algo no se sabe pero decirles que vas a intentar buscar la respuesta. Lo que es negativo es no contestar porque eso hará que no les vuelvan a preguntar.
Otra cuestión importante es ser conscientes del modelo de hombre, mujer y pareja que dan a sus hijos e hijas. Si se vive en una familia donde sus padres o sus madres se quieren a sí mismos, se potencia la igualdad, se potencia el autocuidado y se enseña la asertividad, se estarán estableciendo bases fundamentales para que sus hijos sean felices en el futuro en sus propias relaciones.
Solemos subestimar a los chicos o chicas. Es cierto que en un inicio lo suelen recibir desde las risas o desde el “yo me sé todo de esto”, según empezamos a profundizar y a darles conceptos y palabras adecuadas, surge el interés.
Surge el interés y les surgen las grandes preguntas. Y les preguntamos otras también.
Además de dar respuesta a las cuestiones de prevención de riesgos nos centramos en cuestiones como:
¿Por qué nos atrae una persona y no otra?
¿Por qué existe el placer? ¿para qué?
¿Cuántas formas de ser chico o chica existen?
¿Nos marca la sociedad lo que es “deseable”?
¿Qué es el arte de amar?
Cuestiones que igual no se han preguntado nunca.
Cuando les explico que todos y todas tenemos caracteres femeninos y masculinos, que somos intersexuales en mayor o menor medida.
Cuando les explico que no existe ningún cuerpo igual a otro, ningún pene igual a otro o ninguna vulva igual a otra. Todas son diferentes al igual que las narices de la gente.
Cuando les explico que los genitales no se encuentran por la calle, sino que están en un cuerpo y en una persona. Por lo que la atracción depende de otros factores.
Cuando ampliamos la sexualidad mas allá de la cópula.
Cuando hablamos del placer femenino y masculino desde la ciencia, de sus diferencias y similitudes.
Cuando hablamos claramente de las ETG y las prácticas de riesgo.
Dudas en cuanto a lo que se tiene que sentir o no sentir, a lo que es lo normal o no normal. Por ejemplo en la primera etapa de la ESO suele haber inquietud en cuanto a cuando se generarán sus cambios, como si fuera una carrera.
Y más que dudas, vienen con una mochila de ideas equivocadas o sesgadas que traen de la visualización del porno. Los chicos y chicas tienen acceso a la pornografía desde muy pequeños y en su propio móvil.
El problema no es que vean esto sino que entiendan que esa es la normalidad en la amatoria. El porno es una fantasía, es una película y son actores. Si ellos no entienden que esto es una fantasía pueden dar por hecho que es la realidad. Esto genera varios problemas: los cuerpos y la genitalidad de estos actores y actrices son seleccionados para ello y la mayoría de nosotros no tenemos estos cuerpos, por otro lado en estas pelis no se pregunta a la otra persona si le apetece tal o cual conducta, tampoco se ve como se previenen de embarazos no deseados o ETG, y por último la sexualidad femenina está velada o no existe.
El porno no es educación sexual, y este es uno de los objetivos que me planteo en el taller, explicarles que es fantasía.
María José Santín
Psicóloga y Sexóloga
Consulta de Psicología, Sexología y Terapia de Pareja.
Centro Valdesalud (Valdemoro)
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