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LA OTRA EPIDEMIA DEL SIGLO XXI

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que el actual aumento de la obesidad en la población mundial hará que esta enfermedad se convierta en una epidemia global durante el siglo XXI. Entre los múltiples trastornos y enfermedades que se asocian a la obesidad, se encuentran:

• Patologías metabólicas como diabetes mellitus tipo II, disfunción vesicular, alteración del contenido de lípidos en sangre o/y resistencia a la insulina

• Patologías cardiovasculares como la enfermedad coronaria y/o la hipertensión arterial

• Patologías respiratorias como disnea (sensación de falta de aire) y/o la apnea de sueño

• Cáncer de mama, de endotelio y/o de colon

• Patologías músculo-esqueléticas como artrosis de rodilla, lumbalgia o/y elevación del ácido úrico en la sangre

• Alteraciones psicológicas: de la imagen corporal, de la personalidad y/o trastornos alimentarios (anorexia, bulimia, vigorexia, etc.)

La población infantil es el grupo considerado prioritario para la prevención de la obesidad, porque es altamente vulnerable a desequilibrios nutricionales,. Los estudios publicados advierten que, “un niño o niña obeso/a tiene muchas posibilidades de ser un adulto obeso”, pero también son receptivos a cualquier modificación y educación nutricional. En España, el estudio enKid muestra un incremento de los datos preocupante, 4 de cada 10 escolares de 6 a 10 años tienen sobrepeso, de los cuales 1 es obeso. Las autoridades sanitarias españolas han puesto en marcha el Programa PERSEO (dentro de la Estrategia NAOS) para evitar el creciente incremento de la obesidad, siendo la escuela un agente básico en la conformación de hábitos de alimentación saludable y actividad física. En cuanto a la alimentación, se han dado instrucciones en los comedores escolares respecto a la elaboración de menús más saludables, variados, nutritivos y atractivos, adecuados a cada edad y situación fisiológica. Se fomenta el incremento de legumbres (secas y frescas), pescados (blancos y azules), carnes magras y huevos, acompañados de vegetales y de cereales (integrales o blancos) como pan, pasta o arroces, postres a base de fruta y yogures y con agua como bebida. De este modo, el comedor escolar puede y debe ser un marco en el que día a día los alumn@s adquieran unos hábitos alimentarios saludables y donde se conozcan de forma práctica las normas para una óptima alimentación y nutrición durante toda la vida.

En el colegio se puede aprender muchas cosas... ¡también a comer mejor!

Artículo de formación de Mª Esther Marcos Llanes.

Directora de Nutrición y Seguridad Alimentaria de Logic Alimentaria.